Los incentivos van dirigidos a concellos y a particulares.

La Xunta convocará en las próximas semanas, por un presupuesto global de casi 1,2 millones de euros, una nueva orden de ayudas destinada a facilitar la instalación de sistemas de saneamiento autónomo en pequeños núcleos de población o en viviendas aisladas.
La conselleira de Medio Ambiente e Cambio Climático, Ángeles Vázquez, anunció la próxima convocatoria de estos incentivos, dirigidos tanto a concellos como a ciudadanos que busquen soluciones alternativas y eficientes para el tratamiento de las aguas domésticas a pequeña escala.

Tras recordar que Galicia es una comunidad caracterizada por su elevada dispersión geográfica, la responsable autonómica incidió en la importancia de apostar por este tipo de instalaciones de saneamiento intermedias para cumplir en núcleos más pequeños con la misma función que realizan las EDAR en las aglomeraciones de mayor tamaño.
En el marco de esta primera convocatoria y teniendo en cuenta las cuantías máximas previstas en la propia orden —aportaciones de hasta 4.000 euros para sistemas de saneamiento particulares y de hasta 15.000 euros para concellos en función de las viviendas a las que vaya a dar servicio—, Augas de Galicia estima que se podrá ayudar a financiar entre 160 y 260 instalaciones de este tipo solo el próximo año.
En este sentido, Ángeles Vázquez consideró que ofrecer incentivos económicos a aquellos ciudadanos y entidades locales que apuesten por sistemas autónomos para el tratamiento de las aguas residuales puede contribuir a que se visualice en la comunidad como una solución intermedia y eficaz para depurar las aguas de viviendas islas o de pequeños núcleos que no estén conectados a una gran depuradora.
Además, enmarcó la medida en la línea de colaboración que mantiene el organismo hidráulico con los concellos para apoyarlos en la prestación de los servicios relacionados con la gestión del agua.

Sistema de pretratamiento para residuos sépticos
Actualmente se calcula que alrededor del 18% de la población gallega no está conectada a la red de saneamiento y de ese porcentaje se estima que la mayor parte recurre a fosas sépticas y sistemas individuales para gestionar sus aguas residuales. De hecho, la directiva comunitaria exige una depuradora convencional en el caso de los núcleos de población de más de 1.000 habitantes pero no para los más pequeños.

 

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