Ourense será la ciudad más afectada, seguida de Vigo y Pontevedra.

Cerca de medio millón de vehículos circulan por las ciudades de Galicia obligadas a tener una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en 2023. De ellos, más de 175.000 coches verán comprometida su circulación al no disponer de etiqueta, según datos de Sumauto, especialista en portales verticales de automoción que integra a Autocasión, AutoScout24, Unoauto y RentingCoches.

Con el objetivo de cumplir la Ley de Cambio Climático, esta normativa entrará en vigor el próximo año en 7 ciudades gallegas, afectando a un millón de personas o, lo que es lo mismo, el 37% de la población de Galicia. 

A partir de ahora, se abre un escenario de coches “inmovilizados” que, mientras no haya planes que incentiven el achatarramiento, se quedarán aparcados ocupando espacio en la ciudad, ya que, aunque no tengan etiquetas ambientales, sí podrán seguir obteniendo la tarjeta de residente para aparcar en zona verde. Otra opción es que sus propietarios decidan sacarlos a la venta, siendo atractivos para zonas rurales o pequeñas poblaciones; o bien abrir mercado en el extranjero para su exportación. 

Ourense, la ciudad más afectada de Galicia

Con un 40,8% de su parque móvil con más de 20 años, Ourense será el municipio de Galicia más afectado por las restricciones de las ZBE. A continuación, aparece Pontevedra con un 37,2%; Vigo con un 36,2%; Ferrol con un 35,7%; Lugo con un 35,6% y A Coruña con un 33,6%. Mientras, Santiago de Compostela con un 32,1% es la ciudad con menor ratio de coches de más de 20 años.

A nivel nacional, las ZBE afectarán a 149 municipios españoles en los que residen más de 25 millones de personas, es decir, el 53% de los habitantes de nuestro país (INE) y circulan más de 11 millones de vehículos. De todos ellos, el 32% tienen más de dos décadas y carecen de etiqueta medioambiental.

Según Ignacio Gª Rojí, portavoz de Sumauto, “nos encaminamos hacia una movilidad discriminatoria ‘a dos energías’ en la que se restringe la circulación a una parte de la población con menos recursos y capacidades de adaptarse a los nuevos paradigmas mecánicos impuestos legalmente. Por un lado, ciudades grandes con vehículos electrificados para poder circular sin inconvenientes y, por otro, pequeñas urbes y zonas rurales con vehículos contaminantes e inseguros de más de 20 años, pero con la ventaja de no tener restringida su circulación”.

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