El joven estaba sentado junto al muro cuando se produjo el derrumbe.

El minuto de silencio institucional del Concello de Ourense y de la Diputación Provincial junto al retorno de los escolares del Sexto Instituto a las aulas, marcaron el día después de la trágica muerte del alumno de 3º de la ESO de este centro aplastado por el muro del vestuario del Instituto Julio Prieto Nespereira de esta ciudad. En cuanto al retorno a las aulas, la jornada estuvo marcada por la presencia de personal de apoyo psicológico al alumnado y un actividad educativa relegada a un segundo plano hasta donde se consideró preciso. En lo que respecta al minuto de silencio, ambos volvieron a ser el testimonio de rigor de políticos, afines y parte del personal de ambas instituciones en señal de duelo.

Más allá de esto, la situación sigue envuelta, precisamente, en el silencio. Al hacerse cargo del esclarecimiento de lo sucedido la autoridad judicial, los responsables educativos mantuvieron este jueves el silencio de toda la tarde del miércoles. De este modo, la versión de los responsables del centro sigue en el punto de eludir el conocimiento de que el muro adolecía de la debida firmeza, lo mismo que tal extremo se le hubiera comunicado, pero los testimonios en sentido contrario siguen. Este jueves, el alcalde de la ciudad reveló algunos extremos del suceso, dimanantes, según dijo Pérez Jácome, declaraciones de compañeros del joven fallecido que se encontraban en el vestuario cuando el muro de casi tonelada y media de peso se vino abajo.

Antes de que los compañeros de Manuel y Diego abandonaran a la carrera el vestuario en un acto reflejo ante la gravedad de la situación, habrían visto como el fallecido, que se encontraba sentado cuando el muro empezó a derrumbarse, se puso en pie e intentó evitar el desplome. No lo consiguió, y lo último que pudieron ver fue el muro alcanzado a Diego y sepultando a Manuel entre abundante sangre.

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