Pocos establecimientos de la capital decidieron poner en marcha sus negocios en el primer día de la Fase 1.

Unas pocas cafeterías y no muchos más establecimientos abrieron sus puertas en el primer día en que la provincia de Ourense pasaba a la Fase 1 del Estado de Alarma. Los empresarios ourensanos obraron con cautela ante el futuro incierto que plantea la situación creada por la pandemia del Covid-19, y tan sólo podían verse algunas terrazas abiertas, bares con las sillas levantadas sirviendo consumiciones para llevar y persianas a medio levantar sinónimo que en el interior se estaban realizando tareas para adaptarse a la nueva situación que impone la desescalada. Por haber no hay ni afluencia de fieles a la iglesia de Fátima, en el Couto, donde estos días se está celebrando la novena en honor a la Virgen y que siempre por estas fechas presenta un lleno total. 

Mientras tanto, desde el concello también se siguen adoptando medidas para lograr que la ciudad vuelva a la normalidad y se anuncia que la zona del Parque de San Lázaro será peatonal a partir del miércoles 13 y hasta el fin del Estado de Alarma, y en un futuro próximo anuncian la peatonalización de más calles como el caso de Curros Enríquez. Todo ello con el objetivo, según el concello, de dotar a la ciudad de un mayor espacio de paseo para la ciudadanía. De este modo, el alcalde afirma que el peatón “no se encontrará semáforos desde la avenida de la Habana hasta la calle Coruña, una distancia de 1,3 kilómetros”.

Esta acción se enmarca dentro de una “prueba piloto para la movilidad”, de forma que se pueda estudiar como reacciona el tráfico de vehículos y también la gente, afirma el regidor. En un futuro próximo, añade, también será de carácter peatonal el primer tramo de la calle Curros Enríquez, frente a la Subdelegación del Gobierno; será cuando se estudie la mejor manera de reordenar el tráfico, dice. Sin embargo, no será la única medida en materia de movilidad que anuncia el alcalde. Adelanta también que se consultará con la Diputación provincial la posibilidad de reducir el límite de velocidad en la carretera de Reza -actualmente a 50 km/ h– y reordenar el tráfico en la carretera de Oira para que, en ambas vías, sean los ciclistas los que tengan prioridad sobre los vehículos a motor.

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